Vivir sin ansiedad nace con el objetivo de ayudar a quienes sienten o padecen de ansiedad. La sociedad moderna y acelerada junto a los ritmos de vida actuales convierten a los trastornos de ansiedad en uno de los malestares más frecuentes de nuestros tiempos.
Existiendo, por parte de la población en general, un gran desconocimiento acerca del origen de la ansiedad y sobretodo cómo poder superarla, generando un intenso sufrimiento que suele llevarse en silencio además de resultar poco frecuente que alguien se detenga a explicarnos qué es realmente la ansiedad.
Comprender la ansiedad ¿Qué es esto que siento en mi cuerpo?
Desde que me dedico a la psicología y a la atención de pacientes, siempre me ha sorprendido la cantidad de personas que padecen ansiedad, pero más aún lo desconocida que es su sintomatología y su origen, de manera que a veces resulta difícil que la propia persona identifique su propio malestar con ansiedad, pero aún más que comprenda los mecanismos por los que su cuerpo se siente así, y por tanto comprenda todo lo que puede hacer para controlarla, reducirla y el mejor objetivo, no sentirla.
La ansiedad ¿Qué es realmente?
La ansiedad aparece cuando se pone en funcionamiento un sistema de nuestro organismo denominado sistema simpático, y para que resulte más fácil de comprender denominaremos “zona de alarma o peligro”. Este sistema se activa ante cualquier percepción de peligro por parte de nuestro cerebro y prepara nuestro cuerpo para afrontarlo. Es un mecanismo de supervivencia, que nos permite huir o atacar si nos encontramos en una situación de peligro real, por ejemplo, ante un incendio, nuestro cerebro detecta el peligro y rápidamente empezamos a funcionar en modo de alerta, nuestro corazón late más rápido, nuestro músculos se tensan, disponemos de más oxígeno, etc.… todo esto nos ayudará a no mantenernos pasivos y rápidamente actuar. En este caso, se trata de una activación saludable de nuestro sistema de alarma, y toda la activación generada pasará una vez haya pasado el peligro.
¿Qué ocurre si no hay un peligro real?
¿Qué pasa en nuestro cuerpo si no existe un peligro real, pero comenzamos a preocuparnos o anticiparnos de manera negativa ante ciertos acontecimientos del futuro? En este caso, aunque no existe un peligro real y nuestro organismo no necesita huir o atacar de nada ni nadie, el cerebro interpreta igualmente que existe peligro y activa el mecanismo fisiológico del que disponemos para las situaciones de peligro, e igualmente que cuando existe un peligro real, nuestro cuerpo empieza a funcionar de manera más rápida de lo normal, también el corazón late más rápido, también oxígenamos más, también los músculos se tensan.. pero como no tenemos que huir de nada sino que simplemente podemos estar en el sofá de nuestra casa o realizando las tareas de la vida diaria, sin darnos apenas cuenta, solo con nuestras preocupaciones o tensiones acumuladas, estamos activando en nuestro organismo el sistema de alarma innecesariamente, y todo ese exceso de tensión innecesaria es lo que se traduce en nuestro cuerpo como ansiedad.
Para comprenderlo aún más, intentad recordar algún momento de vuestras vidas donde hayáis podido tener un “susto”, pero que realmente no pasaba nada, sino fue nuestra interpretación de la situación la qué nos hizo sentir asustados/as, por ejemplo, estar con un niño pequeño y de repente no visualizarlo, y rápidamente darnos cuenta qué simplemente estaba jugando en otro lugar alejado de nuestra vista, rápidamente nos relajamos pero en el momento de percepción del peligro, se activa nuestro zona de alarma, si recordáis alguna sensación de este tipo podréis comprender de una manera más fácil el mecanismo de la ansiedad. El problema reside en activar nuestra zona de alarma constantemente o por circunstancias no reales sino simplemente porque nos estamos preocupando.
También podemos imaginar la zona de alarma, como la alarma de un coche que salta en el momento que hay peligro, pues nuestro cerebro funciona igual, en el momento que interpretamos un posible futuro peligro, empieza a funcionar de una manera más rápida. Es un mecanismo casi inconsciente, difícilmente conocido pero necesario de comprender para que luego seáis capaces de saber cómo controlar la ansiedad.
Pero ¡ojo! la alarma nos indicará que está estropeada y que es necesario arreglarla si cada vez que pasa alguien cerca del coche comienza a sonar. Una vez que la alarma se ha encendido, si seguimos preocupándonos nuestro organismo continuará generando activación, y seguiremos sintiendo los síntomas de la ansiedad. Detectarla y controlarla mejorará nuestra salud física y psicológica y aportará mayor bienestar a nuestras vidas.
¿Qué síntomas son los más frecuentes?
El exceso de tensión en el organismo de la persona unido a la activación de la “zona de alarma” desencadena en nuestro cuerpo una serie de síntomas. No todas las personas sienten los mismos síntomas ni todos los síntomas aparecen en una misma persona, ni estos tienen la misma intensidad en todos los casos. Dependiendo de cada persona y de su disposición biológica y/o psicológica, se muestra más vulnerable o susceptible a unos u otros síntomas.
Conocer los síntomas de la ansiedad es imprescindible porque nos permite tener más control sobre ellos, además es frecuente que la persona se asuste de los propios síntomas de ansiedad, interpretando estos síntomas erróneamente como señal de que algo terrible puede estar pasando en mi cuerpo, lo que conlleva que aumente la preocupación y la señal de peligro, y por tanto, tengamos más ansiedad.
Los síntomas más frecuentes que suelen aparecen en nuestro cuerpo:
Síntomas físicos de la ansiedad
- Taquicardia
- Opresión en el pecho
- Falta de aire
- Temblores
- Sudoración
- Molestias digestivas
- Incapacidad para relajarnos
Síntomas psíquicos de la ansiedad
- Inquietud
- Agobio
- Sensación de amenaza o peligro
- Ganas de huir o atacar
- Inseguridad
- Temor a perder el control
- Sensación de extrañeza o despersonalización
Todos estos síntomas van unidos normalmente a una sensación muy desagradable de que «algo va mal«, una gran dificultad para tomar decisiones junto al temor a la muerte, a la locura, etc. Las personas que sufren ansiedad normalmente expresan un estado de intranquilidad constante, originando estos síntomas desconcentración, estamos menos atentos/as, y nos inquieta aún más ver cómo nos preocupamos excesivamente por cosas sin importancia.
Sentir ansiedad siempre es muy desagradable, por ello comprenderla y aprender a controlar sus síntomas, es imprescindible para vivir en paz y vivir sin ansiedad.
Claves para superarla
Vivir sin ansiedad, supone principalmente aprender un estilo de vida, donde demos importancia a nuestro estilo mental y nuestra forma de afrontar la vida diaria y sus adversidades, es decir, comprender qué debemos poner todo nuestro empeño para no vivir constantemente preocupados, y que de ser así, nuestro cuerpo nos dará la señal de alarma apareciendo los síntomas de la ansiedad. A su vez, es fundamental no acumular tensiones continuamente, nuestro organismo necesita desahogo… expresar, llorar, permitirnos, etc. y nuestra mente necesita despejarse a través del pensamiento positivo y frases de autoayuda que mejoren nuestro autoestima y actitud ante la ansiedad.
Si la ansiedad ya ha dado señales en nuestro organismo, no debemos acostumbrarnos a vivir con ella, a pensar qué forma parte de nuestro cuerpo, pues estaríamos funcionando en modo alarma continuamente, algo que antes o después agotará nuestro organismo. Si no apagamos la alarma terminaríamos desgastados y nuestro sistema biológico terminará por quebrantarse y desarrollar dolencias y enfermedades.
Por tanto, si sentimos ansiedad, debemos buscar estrategias qué relajen nuestro cuerpo, como puede ser realizar ejercicios de respiración abdominal, relajar nuestros músculos, pasear o realizar cualquier actividad física, etc… en definitiva descargar todo el exceso de tensiones de nuestro organismo y adoptar estrategias que permitan sentirnos más relajados/as.
Me gustaría acabar este artículo con un video que, desde mi punto de vista, explica muy bien y de una forma muy gráfica en qué consiste la ansiedad y cómo afecta a nuestro cuerpo.